Absolución para el fontanero acusado de fingir una lesión para cobrar el seguro
Nuestro cliente, fontanero autónomo, fue acusado de estafa tras cobrar una indemnización por una lesión sufrida en su trabajo, pero logramos su absolución al demostrar que la dolencia era real y la reclamación totalmente legítima.


Imagina que eres fontanero y llevas veinte años trabajando duro para sacar a tu familia adelante. Un día cualquiera, estás trabajando y, al subir a una escalera para reparar una fuga en un techo, resbalas, caes al suelo y te golpeas la espalda con fuerza. Sientes dolor, te mareas y, aunque puedes moverte, sabes que algo no está bien. Acudes al médico, inicias rehabilitación y, después de semanas de molestias, tramitas la reclamación a tu seguro.
Parece que todo ha terminado, pero meses después te llega una citación del juzgado: te acusan de haber fingido la lesión para estafar a la aseguradora.
Esto fue exactamente lo que le ocurrió a nuestro cliente, un fontanero autónomo con más de veinte años de experiencia. Tras sufrir una caída en el ejercicio de su trabajo, fue diagnosticado con una lesión en la zona lumbar. La aseguradora le abonó una indemnización por los días de perjuicio, pero más tarde lo denunció penalmente por presunta estafa.
El caso:
Nuestro cliente sufrió una caída mientras trabajaba en la reparación de una instalación sanitaria en una vivienda. El golpe en la espalda le produjo una lumbalgia postraumática, confirmada por informes médicos y tratamientos posteriores.
Pese a no causar baja laboral —por necesidad económica—, acudió a varias sesiones de rehabilitación, recibió tratamiento farmacológico y siguió control médico. El seguro, tras revisar la documentación médica, abonó una indemnización proporcional a los días de recuperación.
Meses después, sin previo aviso, fue denunciado penalmente por la aseguradora, que alegaba que había fingido la lesión para cobrar la indemnización de forma fraudulenta.
La estrategia:
Desde el inicio, tuvimos claro que el caso no era más que un intento de criminalizar una reclamación legítima. Nos centramos en demostrar que la lesión fue real y que nunca existió intención de engañar.
Solicitamos la historia clínica, partes de urgencias, informes de fisioterapia y declaraciones de los sanitarios que lo atendieron. También acreditamos que, como muchos autónomos, nuestro cliente siguió trabajando a pesar del dolor por la imposibilidad de detener su actividad profesional sin perder ingresos.
Sin embargo, a pesar de toda la prueba incluida durante la fase de instrucción, tanto el Juzgado de instrucción como Fiscalía y la aseguradora, formularon acusación y solicitaron la apertura de juicio oral.
En el juicio, dejamos claro que:
La caída fue real y ocurrió en el trabajo.
La lesión fue diagnosticada y tratada.
La indemnización fue solicitada conforme al procedimiento legal.
No había ningún elemento que indicara dolo, falsedad o simulación.
El resultado de éxito:
El Juzgado de lo Penal valoró todos los elementos aportados por la defensa y concluyó que no existía prueba alguna de que nuestro cliente hubiera fingido la lesión ni que tuviera intención de engañar al seguro.
En este sentido, logramos que se dictase una sentencia absolutoria, dejando claro que la actuación de nuestro cliente fue correcta, honesta y justificada. La aseguradora no recurrió, por lo que la resolución se convirtió en firme.
¿Necesitas ayuda?
Si trabajas por cuenta propia y has sufrido un accidente laboral, y ahora te ves injustamente acusado por una aseguradora, es clave contar con una defensa penal especializada.
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Estaré encantado de estudiar tu caso y ayudarte.